martes, 16 de octubre de 2007

Los 88 por Marcial Colomo:

Siendo esta una carrera por parejas, en la que se comparte la experiencia con un compañero, decidí pedir a Marcial que redactara una crónica de lo que fue para él la jornada. Aquí esta:

Antes de nada voy a comenzar explicando cómo casi de repente me vi instalado en la línea de salida de “Los 88” 2007. Resulta que pocos días antes de la carrera llamé a mi amigo Pablo con el fin de interesarme por su nueva pareja para esta edición, dado que su antiguo compañero, Juan, no podría acudir a la cita. Me comentó que sus grandes bazas estaban cayendo una a una y que ya quedaban muy pocas, insinuándome al mismo tiempo si aceptaba compartir dorsal con él el próximo domingo. Tengo que reconocer que me gustan este tipo de retos y no soy de los que suelen decir que no, así que ni me lo pensé.

Desde luego que no atravieso un buen estado de forma. Con exactamente diecisiete días de bici en las piernas en lo que va de año, no me enfrentaba a un recorrido así desde la pasada edición de “Los 88”, aunque bajo circunstancias que diferían bastante a las de este año, y es que esto de llevar el número 1 impone bastante.

Dejándole claro en todo momento a mi compañero cuál era mi estado de forma actual y recalcando la imposibilidad de luchar por los primeros puestos, acepté la proposición de participar el domingo, si es que a última hora no aparecía “uno de los buenos”. Y es que reconozco que me atrae más competir con un compañero superior a mí y tener que exprimirme al máximo que lo contrario.

El domingo por la mañana aparecimos en la línea de salida más de 200 parejas. Para mí pocas caras eran conocidas, pero Pablo ya me advierte que el nivel es alto, lo cual me sirve incluso de alivio. En la primera rampa del tramo neutralizado me digo a mí mismo: “qué estás haciendo aquí si no estás montando casi nada en bici…”, pero en la siguiente parada antes del pistoletazo de salida mi mentalidad cambia: “voy a disfrutar, y hacerlo lo mejor posible”.

Así que tras un peligroso tramo de asfalto nos adentramos en una pista que me lleva a un ritmo demasiado alto para mí. Sólo con visualizar en mi mente el recorrido que nos espera decido aflojar el ritmo, pese a que me quedo cortado del grupo cabecero. Mientras trago el polvo de los primeros corredores veo a Pablo, que marcha muy cómodo en cabeza, mirando para atrás un tanto resignado, comprendiendo inmediatamente que la situación de carrera es muy diferente a la del año pasado y que le va a tocar esperar…

Finalizadas las prisas típicas de los primeros compases y con la situación de carrera ya estabilizada me impongo el ritmo que a mí me conviene, sabedor de que si regulo, aprieto en los momentos clave y recupero tiempo en las bajadas, soy capaz de acabar por delante de gente más preparada que yo en estos momentos.



La primera parte de la subida al Puerto de La Morcuera voy muy cómodo (de no ser así mal íbamos…) pero la segunda mitad se me hace más larga de lo normal y empiezo a notar cierto vacío en el estómago. Se lo comento a Pablo, que me recomienda tomar uno de sus geles de glucosa que me había dado justo antes de salir. Pero a mí estas cosas no me convencen demasiado, prefiero coger algo sólido del avituallamiento, que da más sensación de alimento. Así que corono con la esperanza de comer algo y recuperar fuerzas y tiempo en la bajada. Pablo se adelanta y me coge unos trozos de plátano en el avituallamiento, que rápidamente ingiero. Pero la bajada no acaba de llegar, y unos toboganes en la parte alta de Morcuera no me dan muy buenas sensaciones.

Por fin llega la bajada, que Pablo y yo afrontamos a buen ritmo, superando a varias parejas. A pesar de ser un descenso prolongado a mí se me hace corto y me encuentro enseguida con las siguientes subidas, que me hacen comprender que el día va a ser largo para mí. Al rato se cumplen dos horas y media de carrera y se ponen en evidencia los pocos kilómetros que he realizado este año. La sensación de vacío aumenta pero yo no bajo el ritmo, gracias al apoyo de Pablo y con la esperanza de parar y reponer fuerzas en el próximo avituallamiento.

Así lo hacemos, pero al reanudar la marcha en un par de minutos observo para mi desgracia que el rápido llaneo del año pasado ha sido sustituido por unas nuevas subidas, algunas muy lentas, que bien podrían catalogarse como puerto, y más aún para mí en estos momentos. Entonces la sensación de vacío se ve sustituida por la de pesadez de estómago (qué ironía…), pero teniendo en cuenta que aún nos queda un último puerto yo casi la prefiero.

Estoy deseando que acabe la subida, para que en la bajada me dé tiempo a asimilar todo lo que he comido y desaparezca ese malestar. Comienza la bajada y ya me encuentro algo más cómodo. Bajamos a buen ritmo, pero aún así somos superados por un descerebrado que me saca literalmente del camino mientras negocio una peligrosa trialera. No sé muy bien cómo, consigo evitar lo que parecía inevitable, y a los pocos momentos nos encontramos al descerebrado apeado del camino víctima de un pinchazo. Normal.

Casi sin darnos cuenta ya estamos subiendo el tercer puerto del día, el Medio Celemín, y aunque no estoy ya para muchos trotes creo que mi ritmo empieza a mejorar mediada la subida, incluso supero a algunas parejas, lo cual me anima de aquí a meta. Tras coronar, comienzan unos interminables toboganes que hacen mucho daño si vas justo (Pablo en estos momentos va “silbando”…), en los que conseguimos adelantar a un par de parejas, justo antes de emprender un prolongado y técnico descenso hacia la meta.

Sabedor de que al final nos espera una dura rampa justo antes de entrar en meta, nos tiramos hacia abajo a toda velocidad, con el fin de distanciar a los adelantados y, por qué no, acercarnos a alguna pareja si es posible. Pero tras más de cuatro horas y media de carrera las distancias son insalvables y no hay posibilidad de variar nuestra posición.

Al final, después ir siempre sin sensaciones y toda la segunda mitad de la carrera sin piernas, y a base de sufrir más de la cuenta y limar tiempo en las bajadas, conseguimos finalizar en décimo cuarta posición, muy por debajo de las posibilidades de Pablo, pero es un puesto que para mí supone una gran satisfacción en estos momentos.

Me gustaría despedirme dando las gracias a mi amigo Pablo por haberme brindado la oportunidad de compartir el dorsal número 1 con él y por los constantes gritos de ánimos durante toda la carrera, que consiguieron sacar lo mejor de mí en esta prueba. También salgo con la lección bien aprendida de que no puedo (o no debo…) meterme en estos “marrones” teniendo en cuenta lo poco que he montado en bici este año, así que si mis obligaciones me lo permiten, intentaré prepararme algo más el próximo año, para que este palizón se convierta en una simple palicilla.

lunes, 8 de octubre de 2007

Los 88 por parejas:

Los 88 por parejas es una carrera especial, el formato y la organización la convierten en una cita ineludible desde hace un par de años. El único inconveniente son las fechas en las que se celebran. Estamos en octubre y algunos, entre los que me incluyo, llevamos muchos meses de carreras y estamos pensando ya en la pretemporada. Sin embargo un último esfuerzo merece la pena.

El primer inconveniente de este año ha sido encontrar acompañante. La retirada de Juan ha dejado un vacío imposible de llenar en momentos como este. Por suerte conozco a bastante gente distribuida por toda la geografía nacional especializada en maratón y a los que no les asustaría lucir el dorsal 1 en esta cita. Sin embargo, por unas cosas o por otras los candidatos se iban cayendo. Unos llevaban un mes parados, otros tenían fiestas en el pueblo, trabajo, compromisos familiares, etc.

Al final se apuntó conmigo mi amigo Marcial Colomo, compañero de fatigas desde hace años y que atesora una gran clase como deportista en general y, si se pone unos días, como ciclista en particular.

El año pasado nosotros partíamos con la ventaja de tener experiencia en carreras por parejas, en los caminos se vio clara la falta de equilibrio de muchos equipos. Este año la gente partía con la lección aprendida, a primera vista había parejas mas compensadas.

Llegamos a por los dorsales con el tiempo justo, lo curioso que le había pasado a mas gente y se habían formado unas colas importantes. No tenemos casi tiempo ni de comentar las impresiones previas con los compañeros, cuando nos queremos dar cuenta ya se ha formado la parrilla y tenemos que apañarnos para no salir atrás.

El tramo neutralizado nos deja las piernas como piedras, menudo repecho de entrada que nos tenían preparado, para dar una segunda salida con otro tramo neutralizado bastante peligroso por la carretera de Miraflores hacia Soto.

La entrada en la pista deja un pelotón numeroso en cabeza pero ya cortado, no se va muy rápido y yo voy cómodo en cabeza. Tengo tiempo de ver a mis rivales y de analizar la situación. Sin embargo, la situación no era la mejor, Marcial no había pasado en este grupo y se había quedado cortado, luchaba solo en tierra de nadie. Habíamos planteado salir a su ritmo y luego intentar recuperar el mayor número de posiciones posibles, así que le espero y rodamos juntos hacia las primeras rampas de Morcuera.

El grupo se rompe y quedan corredores desperdigados por todo el camino. Nuestro ritmo no es malo, vamos más o menos con el mismo grupo toda la subida. Yo conozco esta zona bastante bien y voy regulando a Marcial todo lo que puedo, le aprieto cuando sé que llega algún descanso, le animo cuando empieza a flojear, la verdad es que va subiendo al límite de sus posibilidades en estos momentos.


Yo no voy cómodo, he descuidado bastante la preparación para esta carrera al no tener garantizada mi presencia con un compañero para disputar, pero aún así voy mas fuerte que la gente de mi entorno en estos momentos, salvando algún corredor que va igualmente ‘achuchando’ a su pareja.

Tras las rampas mas duras llega un descanso en el que Marcial me pregunta insistentemente por lo que queda hasta el asfalto. Me dice que tiene el estomago vacío, yo le intento convencer que se trata solo de una sensación, que habiendo desayunado bien y con el esfuerzo que estaba haciendo no podía tener sensación de hambre. En cualquier caso acordamos que me adelante a coger algo de comer en el primer avituallamiento.

En el tramo de asfalto que tantas veces hemos subido todos los aficionados a la bicicleta de Madrid, Marcial va justito, le cuesta mantener el ritmo de la gente que nos había acompañado toda la subida. Yo me adelanto esperando el avituallamiento en la cima, pero no lo veo donde se situaba el año pasado, así que decido esperar a mi compañero.

Nos lanzamos hacia abajo a gran velocidad, al volver a la pista vemos por fin la comida, Marcial sigue mientras yo lleno los bolsillos con algún trozo de plátano. Le cojo pronto en cuanto la pista se vuelve cuesta arriba y, como era tendida, le digo que vaya comiendo que en la bajada será peor. No deja nada, dando muestras de que realmente debía ir con hambre.

Hacemos una bajada rápida pero sin asumir riesgos excesivos, la verdad es que resulta divertida, Marcial lleva una doble y su ritmo de bajada es bastante bueno, yo tengo asumido que en carrera no se puede perder tiempo bajando, alguna carrera he perdido por ello, así que he entrenado lo suficiente este aspecto como para resultar competitivo.

El tramo de subida después del río me deja claro que tenemos que modificar nuestro planteamiento inicial. No será posible recuperar muchos puestos ya que Marcial va a su marcheta y no le queda como para apretar mucho mas, incluso tendrá dificultades para llanear a mi rueda. Le animo todo lo que puedo mientras converso con los conocidos con los que coincidimos.

Marcial se asusta cuando ve que el recorrido con respecto al año anterior ha cambiado, en lugar de llanear unos cuantos kms nos encontramos subiendo un nuevo puerto, tendido, pero un puerto al fin y al cabo. Nuestro ritmo es bueno pero no sabemos como irá la cosa al final de seguir así. Intento motivar a mi compañero diciéndole que en el avituallamiento paramos y puede coger todo lo que quiera, lo cual parece ser bien recibido por su parte.

Menuda forma de comer, yo con mis geles tengo bastante en una carrera y el esfuerzo bloquea la sensación de hambre en el estomago, pero Marcial se dedica a comer de forma compulsiva. Cuando reanudamos la marcha me dice que va pesado del estomago, normal. En este tramo es cuando parece ir incomodo de verdad. Pasamos por una zona preciosa, con senderos, pista, descensos… un poco de todo para disfrutar si se va cómodo.

Vivimos un momento de tensión cuando nos adelanta otro participante descontrolado en un descenso, roba al trazada de mi compañero y, no contento con eso, mete el codo para asegurarse el espacio. Marcial controla la bici como buenamente puede, los dos alucinamos con la actitud de este participante, al menos su compañero se disculpa en su nombre.

Empiezan las primeras rampas del último puerto, en el control me preguntan una vez mas por que no estoy disputando este año la victoria. Marcial lleva mala cara. Yo creo que va un poco asustado de lo que queda, pero tirando de clase avanza a un ritmo bastante bueno. Le voy intentando motivar constantemente, contándole lo que queda, animándole en los pocos descansos de esta subida. Adelantamos a gente con problemas mecánicos y físicos, pero no somos capaces de recuperar posiciones en igualdad de condiciones.

Recuerdo que tras coronar el año pasado metimos el plato grande y apenas lo quitamos en un par de sitios, era un ‘llaneo’ con algún repecho, pero estos repechos pueden hacerse duros si se va vacío. Intento que Marcial se acople a mi rueda y poner un ritmo de ‘final de maratón’, lo malo para mi compañero es que yo cada vez me encuentro mas fuerte y a estas alturas tengo fuerza suficiente como para no notar los repechos en exceso y se queda en cuanto la cosa se inclina.

Vemos a una buena pareja de foromtb romper la cadena por segunda vez en pocos kms, incluso cazamos a una pareja de murcianos que estaba en nuestro punto de mira desde antes del Medio Celemín y, por fin, la bajada de verdad. Allí si que disfruta mi compañero, yo hago lo propio y oímos algún grito de admiración de un par de espectadores al abordar una zona trialera con cierta complicación.

Tras cruzar el río queda la ultima subida, que acaba en una zona de empedrado que puede parecer el Tourmalet de ir fastidiado. Marcial me dice que no le gustaría llegar al sprint con nadie, a mi sí…


4 Horas y 53 minutos y el puesto 14 de la general, nada mal para como venía mi compañero, que se ha portado como un jabato y ha dado muestras de su clase de sobra, yendo al límite en todo momento y aguantando la pájara como el mejor.

En meta nos esperaba una última sorpresa: amigos (Gon y Olga) y familiares (mi padre, mi hermana Marta y Sergio) esperando a que repitiésemos la gesta del año pasado. No ha podido ser, pero como dice el gran ausente del día: ‘tu tranquilo, esa carrera ya la hemos ganado…’

Por cierto, se acabó la temporada!!!

Fotos obtenidas de la página del Club Mammoth

jueves, 4 de octubre de 2007

Alhama de Murcia:

La temporada está prácticamente terminada, sin embargo hay multitud de maratones por toda la geografía española. Decido apuntarme a una del Open de Murcia, ya que nunca he corrido en la zona, y de paso desconectar de la ciudad el fin de semana.


La carrera parece dura, cosa que me confirma algún amigo que la conoce, y yo ya no estoy para mucha ‘juerga’, bueno, quizá el problema sea que ya estoy demasiado de juerga…

Desde luego que no voy en las mejores condiciones, pero yo, como siempre quiero hacerlo lo mejor posible.

Salida neutralizada por el pueblo, en la que no resulta difícil mantener las posiciones. Nos paran en un cruce de calles y a los pocos minutos se da la salida oficial. Vamos rodando en un pelotón numeroso los primeros kms, cuando empiezan las rampas la cosa se estira pero no llega a romperse, solo lo hace en un fuerte repecho que nos deja tocados, claro que al poco volvemos a reagruparnos.

Cuando empieza la primera subida seria yo ya estoy fuera de las primeras plazas, así que marco mi ritmo para no pasarlo excesivamente mal. Me sorprende muy positivamente la zona, no esperaba una sierra tan bonita en Murcia, la idea que pudiera tener se asemejaba mas con un desierto. Según me habían dicho esta carrera era casi todo pista, pero lo cierto es que los últimos km de esta subida son por un sendero en zigzag precioso, luego llegaría una zona de falsos llanos también en sendero ancho que me encantaron.

Empiezo a recuperar posiciones y mi ritmo no es malo. En la segunda subida dura del día ya voy a mas, cazando gente hasta que me acomodo en un grupo al que le he debido recortar algún minuto desde el inicio del ascenso. Al coronar nos lanzamos por una zona de toboganes, con algún tramo de asfalto, apretando un poco, tanto que ni veo a María cuando paso por donde estaba…(gracias por estar ahí)


Paro en un avituallamiento para llenar el bidón antes de la subida mas dura, son unos 8km de pista mayoritariamente recta que se hace muy pestosa. Pierdo pronto la rueda de mis compañeros, si bien uno de ellos se queda toda la subida a unos 100m de mi y le remataré al coronar. Lo paso mal pero sin sufrir en exceso. Aun me queda tiempo para superar a algún competidor. Al coronar nos encontramos un avituallamiento, nos meten unas barritas en el maillot y nos dicen que queda una larga bajada para que podamos comer.

Esa larga bajada se interrumpe por un repecho que se hace duro cuando los músculos empezaban a enfriarse. El resto del descenso es bonito, pero no lo disfruto demasiado, ya que llevo las piernas algo castigadas. Al llegar abajo iniciamos una zona con algún repecho corto, en ese momento me empiezan a dar fuertes calambres en las piernas una vez mas este año (ya no voy a decir que nunca me pasaba). El dolor es insoportable, al fondo veo un grupo de unos 7 corredores pero ni me planteo darles caza, apenas puedo pedalear.


Llegamos a un fuerte repecho con una zona de hormigón, se me pasa por la cabeza desmontar, pero me mantengo en la bici hasta que no puedo hacer mas fuerza por el dolor. Ando unos metros y pronto vuelvo a estar sobre la bici. Alcanzo un fuerte repecho con arena y piedras sueltas, en él están unos chavales animando a todo el que pasa, así que me esfuerzo por hacerlo montado. Recibo la ayuda de uno de ellos en forma de empujón mientras me cuenta lo que queda.

Tras un reparador tramo de asfalto hacia abajo iniciamos una bonita subida por sendero en el desvío de la marcha corta. Al rato veo a María con la cámara de fotos, me llevo una grata sorpresa, ya que llevaba un rato pensando que estaría muerta de asco en Alhama, y me sube un poco la moral para afrontar los últimos repechos de la jornada.

Tras un largo descenso con algún repecho ‘rompedor’ estratégicamente colocado, llegamos a las inmediaciones de Alhama a tiempo para cumplir mi objetivo de bajar de las 5h. Lo doy todo en los falsos llanos para llegar a meta en 8ª posición senior, claro que debía haber bastantes master delante…

Feo detalle el de limitar la comida final a lo corredores, para una vez que voy con acompañante no podemos disfrutar del postcarrera.

De vuelta a Murcia a descansar y el domingo comida en Elche con Juanito Simon, al cual echo mucho de menos en las carreras y mas en estas fechas tan próximas a los 88 por parejas.

Fotos de María Hernandez
Villanueva de los infantes:

Llevo un par de semanas trabajando en Burgos y mis planes incluían ir a correr a Vitoria para rematar el Circuito Orbea. Tras la desilusión que me supuso la suspensión de esa última carrera, me planteo ir improvisadamente a Villanueva de los Infantes a correr la maratón que se hace allí desde hace unos años y de la que guardo buen recuerdo.

Cuando llego a Villanueva me encuentro con que el hotel en el que estuve el año pasado esta completo, se hace tarde, he comido y cenado inapropiadamente y no tengo donde dormir. Busco un sitio en los pueblos cercanos, hasta que encuentro a media hora de allí un hotel donde pasar la noche. La cosa no empezaba bien.

Debido al cambio de planes tampoco llevo conmigo nada para desayunar, así que tengo que improvisar entre una gasolinera y un bar del pueblo, empiezo a pensar en que debo llevar las reservas al limite… vacías.

No se cumple el horario de salida, lo cual puede pasar factura al final de la prueba, ya que transcurre demasiado tiempo desde el desayuno, pero dadas las circunstancias, ésta será la menor de mis preocupaciones.

En el tramo neutralizado perdemos a la moto que abre y nos encontramos perdidos por las calles del pueblo, algún corredor conocedor de la localidad nos indica mas o menos por donde debemos ir, hasta que llegamos a un cruce donde nos están esperando para dar la salida oficial.

De salida un buen repecho que estira el pelotón hasta que se rompe, me veo con los cocos (Trujillo, Castilla, Mantecon, Isidoro Perez…) de la carrera relativamente cómodo, pero no por mucho tiempo. La primera parte es un continuo sube y baja que me pone las pulsaciones a mil, hay mucha calidad entre los competidores y se nota en el fuerte ritmo impuesto desde el principio. Pronto desisto de aguantar en el grupo y decido esperar a compañías mas cómodas.

Cuando me asiento en un grupo empiezo a tener un fuerte dolor de tripa que me limita las fuerzas, en un repecho un poco largo sufro para aguantar y estoy a punto de devolver lo poco que he comido. En ese momento pienso que no tengo opciones de hacer una carrera disputando a tope y que será mejor tomarme la jornada como un entrenamiento.

En un fuerte repecho tenemos que echar pie a tierra y me doy cuenta de que, pese a mis problemas físicos y a no estar forzando, las diferencias con la gente que me precede son escasas, así que me animo un poco al coronar y salto de grupo. En una zona de sendero me encuentro muy cómodo y recupero las sensaciones de competición. Sin embargo, será una corta ilusión, puesto que no llego a contactar con el grupo que en el que debería ir y la cabeza no funciona como otros días.

Paso bastantes kms con otro corredor que me lleva a un ritmo cómodo, pero me empieza a doler preocupantemente la espalda. El terreno tiene bastantes piedras sueltas, lo que castiga espalda, cuello y brazos, pero me duele mas de lo que debería, será la acumulación de la semana.

En un repecho dejo a mi compañero y empiezo a coger a otros dos corredores. Al coronar veo a pocos segundos a un grupo numeroso, me propongo darles alcance. Aprieto en un largo llano y consigo llegar al grupo, justo cuando llega un fuerte repecho. Casi todo el mundo ‘patea’, pero yo aguanto sobre la bici y supero a unos cuantos corredores, al coronar me faltan las fuerzas, ya que casi no he comido, así que no consigo meterme en el grupo mas fuerte, pero sufro a rueda de otro corredor que me lleva realmente rápido dejando atrás a muchos compañeros.

Parece que vamos enfilados al pueblo, pero un giro inesperado del camino hace aflorar ciertas dudas. Sin mucho aviso llega un fuerte repecho por pista que nos deja clavados. A mi no me queda nada, voy realmente ‘tieso’, así que tengo que dejar a mi compañero marchar y subir como buenamente puedo. De nuevo el llano. Lo estoy pasando mal y veo al fondo a mis rivales que se alejan, quedándome, casi seguro, definitivamente fuera de los 10 primeros…

Cuando faltan unos 4km, según la señalización de la organización, echo un vistazo a mi espalda y veo que se acerca un corredor, el puesto ya me da igual, así que decido esperarle. Cuando me alcanza, resulta que es un conocido de las carreras de la zona centro, Juanma, con el que luego charlaría en la comida largo y tendido. Se pone a tirar y le veo nervioso porque le vaya a atacar, le digo que no se preocupe, que no le voy a esprintar.

El ‘paseo’ por el pueblo se hace pesado, pero por fin cruzamos la meta juntos en los puestos 12 y 13 de la general. Lo curioso de esta carrera es que con estos puestos, Juanma se queda sin podium en M-30 y yo hago recibo un trofeo como 3º senior, ya que los 5 primeros no cuentan para esa clasificación.

Balance positivo: entrenamiento, buena compañía y conversación, comida agradable y un trofeo; luego de vuelta a Madrid.
Vitoria:

Estoy en Burgos, llevo toda la semana con la bici en el coche y recibo una llamada: La carrera se suspende, el cambio de fechas ha hecho estragos y apentas hay 20 inscritos. Supongo que para correr así mejor dejarlo,no?