jueves, 29 de abril de 2010

Colmenar 2010:

Un año más y otra vez en las carreras.

Menudo invierno que hemos pasado, el tiempo no ha dado ni un respiro y eso, cuando ya no pretendes disputar las clasificaciones, es un impedimento bastante fuerte para salir a entrenar. Por suerte, hace un par de años adquirí una Cardgirus y, aunque últimamente esté algo descontento con el servicio postventa, en general estoy encantado con el invento. Por mi trabajo no puedo encadenar muchas semanas o sesiones en condiciones, pero con algo de esfuerzo (sesiones a media noche incluidas) he conseguido ir avanzando en el programa de entrenamiento mucho más que otras veces.

Con la ilusión que me daban esas buenas sensaciones me planteo como reto correr mi decimo Monegros, 10 de 10. Para hacerlo lo mejor posible me decido por correr en Colmenar, cerca de casa, una distancia asequible, con tramos de llaneo como los que me voy a encontrar una vez más en el desierto y dos semanas antes de aquella.

Nos presentamos en la línea de salida con un día de perros, para variar este año, y las dudas sobre si salir o no nos invaden a todos los participantes. Tras muchos minutos dudando, decido salir haga el tiempo que haga.

Apuramos la colocación en la salida y salvamos el grueso del pelotón accediendo por un lateral, ahí me encuentro a Félix García Casas que minutos antes me había asegurado que no corría con el día que hacía, si es que al final ninguno tenemos solución…

Salida lanzada y por asfalto, remontando posiciones antes de entrar en la pista, me encuentro un poco alto de pulso pero aun no me preocupa. Sin embargo, al entrar en el barro ya me doy cuenta de que me falta potencia para rodar a esos ritmos. Voy avanzando como puedo, pasando miedo en las bajadas y sufriendo en las subidas, pero reconozco que me gusta volver a sentir la sensación de competición, ya no puedo aspirar a estar entre los 10 primeros, pero si a dar todo lo que tengo, como he hecho siempre, veremos hasta donde me llevan las fuerzas.

En los tramos más complicados me doy cuenta de lo poco competitivo que soy en estos momentos, aguanto montado en las zonas más técnicas, pero no soy capaz de distanciarme de la gente que rueda a mi alrededor, aun así intento disfrutar.

Me alcanza la primera fémina, va en un grupo numeroso en el que me incrusto para pasar esos interminables tramos de asfalto roto antes de cruzar la Carretera de Colmenar, sin embargo, me cuesta seguirles. El plato grande no se engrana debido al barro acumulado y en los llaneos esto es definitivamente un hándicap, pero aun peor, en las zonas de subida sufro más de la cuenta.

En ese momento mi cerebro desconecta y pierdo contacto, se me pasan por la cabeza los típicos pensamientos negativos que tantas veces he tenido, esos del tipo “que hago aquí?” ”Con lo bien que estaría en casa” y esas ideas que la gente que ha corrido alguna vez conoce tan bien. Llegamos a una zona desde la que se divisa Colmenar que se me hace bastante dura, son subidas cortas pero inclinadas, de las que me gustaban hace unos años, pero ahora empiezo a odiar, cuanta más inclinación mas noto el peso de mas que tengo que subir ahora.

En la zona de vadeo me recupero un poco, probablemente porque llevaba un rato a un ritmo inferior, pero aun así se me hace muy pesado el terreno con tanto barro. Para agravar mi situación mental, se me vienen a la cabeza recuerdos de cuando pasaba por aquellas zonas sin quitar el plato grande.

En el avituallamiento no paro, costumbre de cuando disputaba, así que eso me ayuda a enlazar de nuevo con el grupo de la primera fémina, me animo y hago una buena bajada al Puente de la Marmota. La subida también la hago con bastante fuerza, pero soy consciente de que superadas las 2 horas de carrera mi rendimiento puede resentirse en cualquier momento, y vaya si lo hace.

En una zona con grandes rectas y pequeños repechos que nos llevará a la carretera de Hoyo a Colmenar que tantas veces recorriera en mis buenos tiempos, me encuentro vacio, sin fuerzas y algo me dice que de aquí al final ya no me voy a recuperar.

Me cuesta mantener el plato mediano, entre las pocas fuerzas y lo mucho que salta la cadena, por lo que mi velocidad decrece considerablemente. Me vuelve a pasar para siempre la primera fémina, me pasan grupos enteros que me quitan las pegatinas y me alcanza Victor Garcimartin. Se sorprende de encontrarme, pero más me sorprendo yo. Le veo con buena cara, va de menos a más y soy consciente de que no voy a poder seguirle cuando lleguemos a los llanos después de la carretera.

En una zona más técnica me defiendo, algo de habilidad aun conservo pero tras cruzar la carretera se acabó lo que se daba. El compañero de Victor, Luis, pone una marcha que no tiene sentido que intente aguantar, sé que he perdido otra pequeña batalla y no me queda más que felicitar a mi compañero de mesa en la oficina y amigo.

Vuelvo a saltarme el ultimo avituallamiento y encaro la zona trialera final con ganas, aquí luchaba por un top10 la última vez que vine hace unos años, hoy peleo por llegar.

No voy sufriendo, no voy vacio, no voy pasado de pulso, simplemente no voy. Me sigue pasando gente mientras bordeamos Colmenar, me da igual, yo venía a probarme y no me ha gustado el resultado.

En breve de vuelta a Monegros, un año más. No lucharé por ganar, ni por entrar entre los 10 primeros, ni siquiera entre los 100 primeros, lucharé simplemente, por terminar 10 de 10.