miércoles, 7 de mayo de 2008

Monegros:

La clásica por excelencia del Circuito llega a su 8ª edición, yo he estado en todas y sigo sintiendo algo especial cuando llega esta carrera.

Tras darle muchas vueltas a los planes del fin de semana, al final Juan (Simon) vendría a mi casa el viernes para salir hacia Monegros el sábado por la mañana, como todos los años. Quedamos con Nacho ( Ignacio Garrote)a las 8, para encontrarnos en carretera con Ramón (Dios) y Miguel (Perez). La cosa no empieza muy bien, puesto que nos olvidamos la pasta para almorzar antes de la carrera y tenemos que volver, si TENEMOS, puesto que es fundamental una buena alimentación para una carrera de este tipo, cosa no siempre fácil de conseguir fuera de casa.

Llegamos a la salida con escasa media hora para el inicio de la prueba, los nervios están a flor de piel, así que habrá que mantener la calma mientras recogemos los dorsales y nos preparamos.

Hemos aparcado a 20 metros de la salida (que serían 10 metros de la llegada) así que vamos comprobando como la parrilla se va formando, 1300 corredores con ganas de empezar y muchos pendientes de nosotros, que a 20min de la salida seguimos en vaqueros.

Nos vestimos a buen ritmo y colocamos nuestros dorsales en las bicis, vuelvo a llevar el 2, el 1 le corresponde a Juan, algo que no ayuda a pasar desapercibidos entre los primeros corredores colocados en la parrilla, que como he dicho, están atentos a nuestros movimientos; la ventaja es que podemos abusar un poco y colocarnos delante sin que nadie nos lo eche demasiado en cara...


Se da la salida, los próximo 15km serán los peores del año, pero si vas primero la cosa es mejor. Me sorprende comprobar que la pista de polvo empieza unos kms mas tarde que otros años, ya que se ha asfaltado un tramo que resulta igual de rápido que todos los años pero menos "emocionante". Pronto entramos en la pista y mantengo la cabeza fácil, Juan a mi lado y todos los favoritos en los primeros puestos. En alguna de las curvas de 90º me doy cuenta de mi privilegiada situación, al comprobar como sufren el polvo y los latigazos los corredores que marchan por detrás, y no tan atrás del pelotón. Recuerdo como me caí hace 3 años marchando en torno al 20 en este tramo, sin poder evitarlo y haciendome bastante daño, así que no me importa hacer el desgaste de mas que supone ir tirando.

Aprieto un poco los dientes en el primer repecho y, cuando corono, llega el punto decisivo de la carrera. Sólo llevamos 15km, pero Juan se pone a mi altura y me dice que cree que le pierde aire la rueda, al instante compruebo como se aparta y se para en la cuneta; en ese momento pienso que remontará rápido y podremos continuar, así que dejo de tirar mientras me pasan corredores sin parar.

Miro hacia atrás, casi mas que hacia delante, a la espera de que llegue Juan, mis opciones siguen intactas, pero cuando me han pasado unos 50 corredores llega el inevitable corte. En este punto tengo que decidir, si esperar a Juan para ayudarle a entrar o mantenerme a la expectativa.

Marco Antonio Prieto, con su bici de ciclocross, es de los últimos del grupo y me dice que ha visto como Juan se ponía a arreglar, con lo que confirma el pinchazo y una posible perdida de tiempo irreversible. Ruedo a cola del grupo en una zona rompepiernas, no voy cómodo, ya que en las arrancadas tengo que hacer bastante desgaste, algo típico en grupos numerosos, y en las bajaditas paso miedo al no ver nada por el polvo.

Soy consciente de que no voy a pasar el puerto en el grupo de cabeza, esta idea y las ganas de ayudar a Juan o incluso pasar una buena jornada con alguno de mis compañeros (esperaba que Nacho anduviera cerca de los 200 primeros), me hacen descentrarme en la subida, perdiendo ritmo y mirando constantemente hacia atrás. No sufro, pero no tengo ganas de exprimirme para ganar puestos, eso es una sensación perdida este año.

Me acoplo en un grupo que incluso para en el primer avituallamiento, nunca había reparado en este avituallamiento, siempre me parecía que estaba demasiado temprano, pero el tramo que viene es mejor pasarlo en grupo, así que me adapto a mis compañeros.

Pronto descubro que soy el mas fuerte del grupo, en los repechos no necesito quitar el plato y me quedo solo una y otra vez, para esperar a mis acompañantes al coronar. Al fondo se ve el grupo de los lideres, es numeroso, pero tengo que asumir que no estoy para estar allí.

Vuelvo a parar en el 2º avituallamiento, lo que hubiera evitado mi deshidratación hace un par de años, cuando mi amigo Steve Cote no paró y tuve que seguirle, impidiéndome repostar adecuadamente.

Al comenzar la segunda subida del día, quizá puerto, voy cómodamente charlando con mis nuevos amigos, pero ellos no van tan cómodos, se han emocionado cuando nos han dicho que íbamos entorno al 200, lo que me hace pensar que quizá marchen por encima de sus posibilidades.

Cuando veo que la gente lo esta pasando mal y que a lo largo de la subida hay una linea de corredores tratando de subir de la mejor forma posible, pienso en que tengo ganas de volver a sentirme competitivo, de volver a apretar en las carreras, de volver a ser yo y lo hago, bajo dos coronas, incremento el ritmo y me despido de mis acompañantes.

Voy muy cómodo, normal, llevo sin forzar mucho km, así que paso a corredores sin cesar, supongo que la mayoría no se extraña, no llevo el dorsal 2 por estricta casualidad...

Corono mucho mas fuerte de lo que he empezado la subida, entonces me encuentro a otro mito de Monegros: Carlos Caravias, gran corredor de los 90's reciclado en corredor del desierto a principios de la década, llegó a ser 2º hace unos años.
Le veo mayor, si alguna vez lee esto le pido perdón, pero es cierto, no lleva buena cara, me confiesa que esperaba encontrarse mejor y que ha aguantado con los primeros hasta el inicio del 2º puerto.

No paramos en el avituallamiento, pero su ritmo no es bueno. Pronto nos coge un corredor con el que llevo años hablando sin saber su nombre, por suerte tengo la clasificación para salvar esta circunstancia, Raul Iso del BTT Ejea, que organizaran una preciosa marcha cerca de Monegros; ha pinchado un par de veces y me dice lo de siempre "el año que viene no vuelvo". Voy hablando con él cuando llega el repecho que decide la carrera, no puedo seguirle y me quedo en tierra de nadie.

Los siguientes kms son muy incómodos, vamos por una pista entre cultivos con un piso poco uniforme, me siento un poco vacío, así que bajo el ritmo a la espera de que me cojan por detrás.

Me acoplo a un grupo que se rompe en el último avituallamiento, apenas quedan 15km, pero ya no voy a ganar o perder nada por parar y lo hago, al retomar la marcha me coge Juan, por fin, con expresión de estar exprimiendose. Me insiste en que le siga, voy tocado y se lo hago saber, pero aprieto y me pego a su rueda.

Los primeros kms sufro, pero pronto me acomodo y me gusta la sensación, noto que voy al limite y que puedo aguanta ahí, insisto, me gusta, pienso en que querría volver a sentir esta sensación en mas carreras, que tengo que volver a correr como es debido.

Pasamos a infinidad de corredores, ninguno nos puede seguir hasta el último grupo que se pega a nosotros y nos esprinta en meta, evidentemente les dejamos hacer.

Puestos 113 y 115, quizá elevados, pero esto es Monegros y yo estoy satisfecho, creo que volveré.

Mis amigos sufren mas de la cuenta, Nacho termina entorno a 5 horas, y tarda una hora mas en recuperarse, hasta la primera cerveza, Ramón y Miguel se lo toman con calma, quizá no terminen contentos, pero seguro que volverán a batirse con el desierto... y los otros 1300 ciclistas que se dan cita el primer fin de semana de mayo.

Pronto mas y seguro que mejor.

miércoles, 30 de abril de 2008

Navalmorales:

Por cuarto año el Circuito Orbea vuelva a este pueblo de Toledo, orgulloso de su aceite, el cual proporciona un aroma especial, algo que se nota cuando llegas por la mañana y, sobre todo, cuando te acercas a la meta. Esta carrera me gusta, la salida está situada a una distancia de mi casa que me permite ir el mismo día de la prueba, el entorno es bonito y cada año se cambia el recorrido, sin perderse la esencia de la prueba.

A 6 días de Monegros, esta carrera debe ser un entrenamiento específico muy importante, tanto físico como moral, y con esa ilusión me dirijo a la salida, ilusión que hacía tiempo había olvidado.

Al llegar me encuentro con mis amigos, tanto de la organización como el resto de participantes, con los que comento mi ausencia en Cazorla y otros temas de interés común mientras recojo mi dorsal, una vez mas el número 2, el honor de llevar el 1 le corresponde a Tomas García, flamante ganador de esta carrera el año pasado y al que acompaña su mujer a casi todas las carreras, algo digno de valorar.

El tramo neutralizado de esta carrera es de los peores del circuito, se empieza a callejear por el pueblo con las sirenas de la policía molestando a los vecinos y sin sentido, lo único que se consigue es que pueda haber algún incidente antes de comenzar la prueba.

Según se retira el coche de policía entramos en una pista que pica claramente hacia arriba, se lanza la carrera y me encuentro bien situado por primera vez en la temporada. Doy un pequeño tirón impulsado por la adrenalina que me produce volver a verme ahí y pronto se hace la primera selección. El grupo no es muy numeroso, pero han entrado dos o tres corredores del mismo equipo y se ponen a tirar.

Decido no forzar la máquina mas de la cuenta y me quedo en un segundo grupo, en el que me sorprende la presencia del primer master 50, ¡y no es mi amigo Chema!

Tras una zona rompepiernas con cortos y pronunciados repechos y alguna bajada en la que no me encuentro cómodo, llegamos a un largo llaneo, aquí el grupo en el que viajes determina enormemente el resultado final. Me encuentro a Tomas con problemas, aunque parece que retoma la marcha, posteriormente sabría que retorció su cadena impidiéndole pedalear con normalidad.

Voy detrás de un corredor con muy buena planta de ciclista, ya había comentado con mis compañeros antes de la salida que ese chaval debía andar bien; me dice que si puedo dar un relevo y a ello me pongo. Me encuentro cómodo tirando del grupito, tanto que en las zonas mas duras sólo me siguen un par de corredores, los cuales son incapaces de ayudarme en la tarea. Cogemos a algún corredor desprendido del grupo cabecero y vamos configurando un nuevo "tren", pero nadie es capaz de darme un relevo.

Llevamos hora y media de carrera y me noto flojo, es normal, rara vez entreno fondo este año y lo empiezo a notar. El grupo se ha desfragmentado en una zona dura, en la que atravesamos el primer río del día y afrontamos alguna subida bastante larga para este recorrido. He comido el plátano que llevaba pero no es suficiente, la sensación es indudablemente de pájara, con este panorama lo mejor será parar mas de lo normal en el avituallamiento. Allí recargo el bidón, bebo en abundancia y como algo, en definitiva, una parada en toda regla.

Nos lanzamos por una pista en la que se rueda rápido, reconozco la zona y recuerdo que el año pasado la última parte se hizo dura, algo que me benefició entonces, pero que hoy puede condenarme. Voy recuperando energías mientras nos aproximamos a una de las subidas mas duras del día, donde recuperé el podium el año pasado, tan importante para la general del circuito.

Este año no voy con mucha fuerza y empiezo a notar amagos de calambres, así que "pateo" en la parte mas dura de la subida. Pronto coronamos y me vuelvo a juntar con gran parte de los competidores que me acompañaban la primera parte de la carrera.

Me he recuperado bien y me noto mas entero que mis rivales, así que "conecto el turbo diesel" y pienso en volver al Top10. Muevo bien el plato y voy dejando rivales atrás, pero la sensación dura menos de lo deseado. Pronto vuelvo a notarme vacío y, aunque me coma el trozo de plátano que me queda, no parece que me vaya a recuperar de aquí al final.

Me alcanza Tomas como una moto tirando de un grupillo peligroso, y a su estela el gran Chema, que lanza un ataque tremendo al master 50 que ha viajado conmigo todo el día liderando la prueba en esa categoría; no puedo mas que asistir al espectáculo desde mi asiento privilegiado, ni me planteo seguirle ya que voy en "modo llegar como sea" y la mentalización para ese plus de sufrimiento no es tan fácil de conseguir para ganar algún puesto a estos niveles de la clasificación.

Llego vacío y razonablemente contento, en el puesto 23 absoluto y 9 Senior, lejos de lo que podría haber hecho, pero con la sensación de volver a competir por algo.

En unos días a Monegros, la clásica mas importante del circuito, carrera dura y táctica en la que puede pasar casi cualquier cosa, ¡que ganas de que llegue!

miércoles, 16 de abril de 2008

Vitoria:

La carrera que a priori descartaría de mi calendario se convierte en una de las mas deseadas, el motivo, por fin vamos a recibir los premios de la temporada pasada, así que, haga lo que haga, estaré en el podium.

Esta carrera hace tiempo que no es lo que era, la construcción de un parque eólico ha transformado la parte alta de la sierra en un entramado de pistas, dejando en el olvido aquellos senderos que cada año me hacían replantearme las utilidades de las dobles suspensiones frente a mi querida bici rígida.

Es el sexto año que viajo a Vitoria, nunca se me ha dado especialmente bien, pero tampoco especialmente mal, allí conseguí el año pasado un montón de puntos que sirvieron para la general, después de empezar muy retrasado, me tocó tirar de garra y remontar en la zona mas dura.

Como cada año el nivel es alto, y éste no será una excepción, como así me confirman los lugareños. Yo no tengo presión, aunque me la intenten trasladar los rivales. Los primeros kms los hago al frente del grupo, pero sin exigirme, en cuanto empiezan los cambios de ritmo dejo paso a los corredores que van a disputar la carrera.

El puerto siempre se me atraganta, y este año no va a ser distinto, decido esperar a Txema, flamante vencedor en Veteranos B el año pasado y uno de los mejores masters del país, con él estoy apuntado a la Transalp de este año, si bien no hemos conseguido plaza y estamos en lista de espera. Cuando me alcanza, va en un grupo con la primera fémina, increíble la chica como sube por las paredes mas duras, yo voy cómodo durante varios kms, sin embargo, me despisto y pierdo contacto al coronar, cuando se lanza el grupo, y me quedo cortado en una zona de mucho viento.

Atravesamos por los restos del antiguo sendero y al volver a la pista pincho, no me preocupa, he tenido mucha suerte en momentos importantes y pinchar cuando no estas disputando es casi un alivio. La bombona no funciona bien, y me quedo a medio hinchar, un amable corredor, que hacía la marcha corta, me deja su bomba y dejo la presión en unos niveles mas aceptables. En total pierdo varios minutos, con lo que no queda nada mas por hacer el resto de la mañana.

Sin saber muy bien como, recupero algo de mi instinto competitivo y me pongo a pasar gente como un poseso, sin quitar el plato en zonas complicadas, como en los buenos tiempos. Me vienen a la memoria recuerdos de mi remontada del año pasado por esa zona, y el ritmo no decae, no renuncio sin embargo a echar un vistazo a las espectaculares vistas de la zona, cosa que no suelo tener tiempo.

En la bajada no arriesgo nada, noto la presión al limite y los brazos cargados. En ese momento me encuentro al amigo David Valhondo, ganador del circuito en 2006, desesperado por los pinchazos, le espero y proseguimos juntos. En ese momento los dos íbamos sin mas cámaras, y perdiendo aire de nuestras respectivas ruedas, por lo que optamos por no subir por 'el tubo', me tachan mi dorsal ( con el 2) y nos dirigimos tranquilos a meta. Mantuvimos una agradable conversación.

Tras la ducha, el momento de contarnos las características batallitas a la espera de nuestros premios, paso los mejores momentos del fin de semana conversando con los amigos, amistades forjadas en años de carreras.

Cuando me entregan el cuadro Orbea Oiz Carbon, me quedo impresionado, puede que sea el estímulo definitivo para pasarme a las dobles...

Pronto mas.


Foto cortesía de Extremsport
Caudete:

Ahora si que es hora de empezar la temporada 2008. Lo cierto es que no tengo muchas ganas, el invierno ha sido muy tranquilo y he dedicado mis energías a otros menesteres, por lo que me presento considerablemente fuera de forma, no me preocupa, he decidido tomarme el año de otra manera.

La cita de Caudete es una buena ocasión para acercarme a ver a mis amigos de Elche y Alicante, esta motivación hace mas llevadero el viaje.

La carrera de Caudete no se adapta especialmente a mis condiciones, las primeras rampas llegan demasiado pronto y siempre antes de que entre en calor, para colmo, este año se suben los molinos nada mas salir, con lo que mis expectativas son nulas.

Realmente no sé cual es mi nivel de forma, lo que tengo claro es que mi cabeza no está en las mejores condiciones para competir con garantías. Tengo la sensación de que he perdido la motivación de los últimos años, esa que me ha llevado a dar lo máximo, y muchas veces por encima de mis posibilidades, con la que obtenido los buenos resultados de los últimos tiempos.

Noto la falta de espíritu competitivo antes de la salida, un lío con los arcos señalizadores acaba con un jaleo terrible que me deja muy retrasado desde el principio, estoy seguro de que esto no me hubiera pasado de tener mas ganas. Empiezo a subir adelantando a mucha gente, aunque vaya tranquilo he salido tremendamente retrasado y lo normal es irme colocando en una posición mas acorde con mi nivel.

Corono los molinos dignamente, sin embargo me cuesta mentalizarme para sufrir bajando o llaneando, y me acomodo en un grupo que no aspira a cazar a nadie. Pronto me toca tirar, aunque no era mi idea para esta carrera, es difícil que no afloren las ganas de ganar en algún momento.

Los kilómetros transcurren cómodos, no tengo la sensación de sufrir en ningún momento, cosa que se agradece, pero no voy especialmente centrado. En una curva no excesivamente complicada, sigo la trazada del corredor que me precede pero acabo en el suelo sin darme muy bien cuenta, es cierto, este año he descuidado mi preparación de técnica, pero este lance ni siquiera creo que sea achacable a aquello.

Me hago mucho daño en el tobillo izquierdo, por momentos pienso que me he hecho algo y, sobre todo, termina con las pocas ganas que me quedaban de correr. Los siguientes 5 o 6 km los hago parado, me adelanta hasta el apuntador, pierdo referencias de la cantidad de grupos que pudieron pasarme en ese rato. Pienso en la retirada, pero pronto me doy cuenta de que estoy en uno de los puntos mas lejanos del circuito, por lo que, al notar algo de mejora, me decido por continuar. A estas alturas me asiento en un grupo realmente cómodo, por lo que no tengo mas que pasar el tramite.

Decido utilizar la jornada como entrenamiento, lo que me lleva a obviar mi alimentación, por muy tranquilo que fuera el ritmo los últimos kms se me hacen duros ya que voy vacío.

Cruzo la meta y me reuno con mis amigos y novia, menuda carrera para venir a verme, lo mejor será pasar pagina y pensar en tiempos mejores (quizá pasados).

martes, 5 de febrero de 2008

Valdemorillo 96:

Empieza la temporada 2008, y lo hace, como cada año, en Valdemorillo. Yo estoy lejos de plantearme ir a correr, falta mucho para mis objetivos y se nota en mi preparación.

Dicen que Valdemorillo no es lo que era, ahora es una 'marcha', claro que viendo el nivel de los participantes dudo que se vaya de paseo; hace unos años era el día de reencuentro con los competidores/amigos, de estrenos de material y de fotos de equipo. Había dos carreras que daban el pistoletazo de salida a la temporada cuando aun hacía mucho frío, Valdemorillo y Avilés.

En 1996 yo llevaba un par de años escasos saliendo los fines de semana con mi padre por el Pardo, fue una época que recuerdo con mucho cariño y que me marcaría para el resto de mi carrera deportiva. Un buen día encontramos una breve reseña en el periódico que hacía referencia al inicio de algo llamado Open de Madrid, en Tres Cantos. Hacía un día de perros y mi padre y yo fuimos a ver en que consistía.

Me quedé fascinado con el espectáculo, recuerdo a los Coronas, que aún no conocía, domiando en aquel barrizal, y pensar que la categoría mas pequeña, Junior, no debía ser tan complicada para alguien que salía un par de veces a la semana con gente mucho mayor y con mas fondo (en aquel momento mi padre era físicamente inalcanzable para mi).

Esa mañana entré en el círculo... Cuando internet no era lo que es hoy, y las revistas muchas veces ofrecían información desactualizada sobre eventos, la única forma que teníamos de enterarnos de las próximas carreras era en anteriores eventos. Así llegó a mis manos un tríptico anunciando la carrera de Valdemorillo 96.

Eran otros tiempos(sin pretender sonar como los abuelos), tiempos en los que exístia la categoría de iniciación, luego promoción y luego....a saber.

El límite de edad estaba en 14 años, por lo que podía elegir entre correr con los más pequeños dando un par de vueltas a las zona de meta o con los mayores, dando un par de vueltas al circuito entero. No sé cuanto meditó mi padre la decisión, pero acabé inscrito con los mayores.



Mas de 400 bikers en la parrilla, un tiempo de perros y mucha ilusión; esos eran los ingredientes que definen mi primera carrera. Como se vé en la foto, yo estaba bastante preparado para ser un globero: guantes, automaticos y demas, pero tenía 14 años y ninguna experiencia similar, de hecho siempre había destacado en pruebas de velocidad y no de fondo, como a la que me enfrentaba.

Recuerdo que había un charco en la zona de meta que cubría un metro por lo menos, creo que los años siguientes lo rellenaron artificialmente, al público le debió gustar aquella pesadilla en la que yo casí ni hacía pie.

Otra de las cosas que me vienen a la memoria es el sonido de los pulsometros, pitido que te avisa de que has superado el límite que le hayas fijado, y como sus portadores me adelantaban haciendo caso omiso de sus propias voluntades previas. Ahí me di cuenta de que las carreras eran diferentes, puedes pensar que vas bien preparado, que vas mal preparado, que has descansado o que estas nervioso, que no vas a forzar o que vas romper la carrera en cuanto puedas, pero cuando te pones un dorsal todo cambia, eres tú contra ti mismo, contra el terreno, contra el tiempo y contra 400 y pico tíos mas, has entrado en el círculo...

En mis salidas dominicales solía parar a beber del bidón al coronar algún repecho, en Valdemorillo 96, también, lo veía normal, consideraba que era una perdida de tiempo razonable, casí como ahora, o no.

Aquel día se presentaban los equipos 96, con foto oficial incluida. Cuando llegaba a meta despues de mis 2 vueltas, los pros ya estaban colocados para sus fotos y recuerdo perfectamente el comentario de alguno: 'joder, sí todavía sigue llegando gente'.

Efectivamente se fomentaba la categoría de iniciación, pero había una norma cruel, despiadada con los humildes e impropia de tal categoría, que impedía la clasificación de los participantes que superaran un 20% el tiempo del primero de su categoría. Yo tardé mas de 2 horas, no recuerdo cuanto tardó el primero, pero yo he hecho esa carrera en bastante menos de 1 hora unos cuantos años despues, así que puedo imaginar que andaría por ahí; aparecían casi 300 clasificados, yo no. Eso no podía quedar así...

En elite ganó Luis García, del Liberto. La carrera se suponía que iba a servir de clasificatoria para los Juegos Olímpicos de Atlanta, año del estreno del MTB, si bien el bueno de Luis nunca pudo cumplir el sueño olímpico.

Han pasado 12 años, cerca de 200 carreras, pero ninguna otra será la primera.

Por cierto, aquel lunes era fiesta, y el martes no pude ir al colegio, estaba malo, demasiado esfuerzo quizá, lo mismo si hubiera corrido con los más pequeños la historia hubiera sido distinta....